“Somos lo que pensamos. Todo lo que somos surge con nuestros pensamientos. Con nuestros pensamientos construimos nuestro mundo.” ~ Buda
Conocí la técnica de Ho’oponopono a principios del 2008 y creo que al igual que la mayoría, al principio me costaba creer la historia del Dr. Len y cómo practicamente había sanado a todo un grupo de enfermos mentales. Pero tras analizarlo algunos días, todo me hizo sentido y empecé de inmediato a practicarlo.
El primer día empecé a pronunciar las frases en voz alta dentro de mi auto cuando me conducía al trabajo. Confieso que el primer minuto me sentí como un estúpido, pero estaba decidido a intentarlo y logré romper esa barrera dentro de mi.
Al principio no sabía si las palabras TE AMO, LO SIENTO, PERDONAME POR FAVOR y GRACIAS iban dirigidas a alguien. No sabía si me las decía a mí mismo, si iban para la Divinidad o si iban para la persona en la que estaba enfocado y que quería sanar. En algún momento, tomé la decisión que mis palabras iba a ir para todos al mismo tiempo, el TE AMO era para mi mismo, para la Divinidad y por ejemplo a mi esposa si estaba tratando de corregir o sanar algo en ella.
Luego me saltó la duda, con qué velocidad es mejor que lo practique? Pensé: “Si lo digo más veces por minuto, ¿será que tiene más resultado y mejor impacto?” Así que hice mis pruebas y lograba pronunciar las 4 frases rápidamente en 1 segundo aproximadamente. Desde luego, no me hizo click. Al final del primer minuto ya estaba exhausto y había aumentado el tiempo en que pronunciaba las 4 frases. Luego probé a una velocidad mássss lenta y tampoco me hizo sentido. Entonces estaba seguro que a una velocidad normal dejando cierto espacio entre cada frases era la mejor opción. Hoy en día, me toma entre 5 y 7 segundos completar el ciclo de las 4 frases.
Tengo otra confesión. Los primeros días que empecé con el Ho’oponopono me agarró un tremendo dolor de cabeza. Asumo que mi cerebro, al igual que cualquier músculo holgazán, se resintió cuando lo forcé a trabajar de corrido y a mantener la atención en las 4 frases.
Otro reto fue mantener la atención y constancia. Si salía de mi casa rumbo al trabajo, empezaba a repetir las frases en mi mente, pero después del primer semáforo ya había dejado de hacer la repetición. Me vovía a enfocar y continuaba, pero si sonaba una canción en la radio o cualquier cosa me distraía, dejaba de hacerlo. Por eso tomé la decisión de irme en el carro con la radio apagada y preferí pronunciar las palabras en voz alta pues me obligaba a no perder la concentración.
Al cabo de 1 semana ya tenía el asunto controlado, pero me empezó a suceder otra cosa. Creo que me obsesioné un poco y cuando dormía tenía pesadillas donde repetía las 4 frases. Al despertar, ya amanecía cansado mentalmente. Pero no desistí y poco tiempo después ya no me afectaba en nada.
Una vez ví un video de Joe Vitale donde indicaba que debíamos hacer el esfuerzo para que la técnica del Ho’oponopono siempre estuviera activa en nuestra mente. Aunque estuviéramos hablando con alguien más, debíamos seguir con las 4 frases en el fondo de nuestros pensamientos. Debo debir que eso no lo he logrado dominar. Si hablo con alguien, debo pausar la repetición y volver a ella cuando termino una conversación. Dicen que las mujeres pueden pensar varias cosas al mismo tiempo y que los hombres solo una cosa a la vez, y en mi caso se ha cumplido.
Luego de practicar el Ho’oponopono dentro de mi auto, pasé a hacerlo en la mayor cantidad de oportunidades posibles. Por ejemplo, haciendo fila para el banco, en la sala de espera del dentista o pediatra, esperando a que me atiendan en alguna reunión, cuando me estoy bañando o cuando me están haciendo un corte de pelo. Y cuando nació mi bebé, practicaba Ho’oponopono con ella cuando le daba su biberón de madrugada.
Hay una situación especial en la que siempre hago ho’oponopono y es cuando presiento algún peligro. Vivo en un país con extrema violencia, pero puedo decir felizmente que nunca me han asaltado, nunca me han robado el auto, y nunca he visto que alguien dispare a otra persona. Estoy convencido totalmente que yo creo mi propio mundo con mis pensamientos y el ho’oponopono es la mejor herramienta.
He escuchado relatos de amigos y compañeros que han visto asaltos o que los han asaltado en los mismos lugares por donde yo transito. Pero a mi no me ha pasado nada. Siento que mientras haga Ho’oponopono, la onda expansiva del amor se extiende por donde yo pase y eso afecta a las personas a mi alrededor. Sencillamente me siento protegido porque sé que tengo el poder de cambiar mi entorno.
Gracias a Dios, no he tenido familiares con enfermedades graves, así que no puedo decir que he sanado a alguien. Pero sí puedo decir que he calmado actitudes furiosas o ariscas con personas enojadas o molestas por alguna razón.
Por otro lado, no puedo pasar por alto comentarles algo que me sucedió en los negocios. Cuando me dedicaba al turismo, hice un viaje de negocios por mi país para conocer algunos hoteles de las regiones Izabal y Petén. Por la mañana, tuve la oportunidad de conocer en Izabal al dueño de una cadena de hoteles. Mi acompañante y yo platicamos con él quien amablemente nos enseñó su hotel de la región. Le comentamos que seguiríamos viajando para conocer otros hoteles de Izabal y que por la noche dormiríamos en un hotel de su cadena que estaba en Petén a cientos de kilómetros. El indicó que esa noche también dormiría en Petén por lo que acordanos vernos por allá.
Después del mediodía, cuando habíamos terminado nuestra visita a Izabal, inicianos el viaje hacia Petén. Durante el viaje, mientras mi acompañante conducía, fingí que me iba dormir, tomé la tarjeta de presentación del dueño de la cadena de hoteles, me concentré en él y me fui haciendo ho’oponopono durante las 3 horas que duró el viaje.
Debo aclarar que nunca he vuelto a hacer ho’oponopono por tanto tiempo de corrido en una sola vez. No sabía exactamente qué esperar de este señor por hacerle ho’oponopono tanto tiempo, no sabía si yo lo iba a sanar de algo, o si eso me iba a ayudar en algo, el caso es que lo hice. Al final, nos encontramos en su hotel de Petén, él nos invitó y no nos cobraron las dos habitaciones que tomamos esa noche. Además nos invitó a cenar y tuvimos una plática muy agradable. ¿Influyó el Ho’oponono en algo? Sospecho que sí.
Y solo piensa en lo que esas 4 frases pueden hacer. Cuando dices TE AMO…. ese pensamiento se expande y puede llegar al otro lado del mundo. Luego dices LO SIENTO… y nuevamente se expande alrededor tuyo, dices PERDONAME POR FAVOR y sigues impactando tu mundo exterior. Dices GRACIAS y el significado de gratitud llega nuevamente al otro lado del mundo.
¿No te emociona saber todo el bien que puedes causar en el mundo si practicas Ho’oponopono? ¿Recuerdas el “Efecto Maharishi” que sucede con la meditación? Estoy casi seguro que un efecto mayor se logra con el Ho’oponopono. Cuando mandas amor al mundo…. cosas maravillosas suceden. Cosas imposibles pasan.
Cuando han sucedido desastres mundiales, he recibido emails de movimientos para hacer Ho’oponopono. Por ejemplo cuando sucedió el derrame de petroleo en el Golfo de México hubo una cadena de Ho’oponopono para sanar el oceano. Y ahora recientemente con el terremoto de Japón y el problema de la planta nuclear. Una cosa te digo: Hacen falta más personas haciendo Ho’oponopono en el mundo, hacen falta más personas teniendo pensamientos amorosos y enviándolos a los más necesitados.
Por ejemplo, el famoso cantante de la banda Soda Stereo, Gustavo Cerati, está en coma desde hace un año. Estoy seguro que podríamos sacarlo del coma y sanarlo si un grupo grande de personas hiciera Ho’oponopono en él. Abre tu mente, todo es posible.
O tan solo imagina qué beneficios obtendrías si tu vecino de la casa de la par practicara Ho’oponopono. Aunque no fuera para ti, esa onda mental expansiva te afectaría para bien. Pero que tal si todo el vecindario lo practicara?
¿Cómo estarían todas las células de tu cuerpo si vivieras en una ciudad donde todos los habitantes practicaran Ho’oponopono? Si los cocineros hicieran Ho’oponopono mientras preparan los alimentos y los cargaran de amor, comprensión, sumisión y agradecimiento. ¿Cómo te afectaría comer esos alimentos?
Si las madres embarazadas hicieran Ho’oponopono, ¿cómo se desarrollaría el bebe en su vientre?
Mientras este conocimiento siga llegando a más personas, el mundo cambiará para bien. Empieza a practicarlo hoy mismo y traslada la infomación cuanto antes.