“El optimismo es un elemento vigorosamente constructivo, cuya influencia en el individuo equivale a la del sol en la vegetación.” ~ Orison Swett Marden
Digamos que estamos bastante desanimados y pesimistas. ¿Podemos aprender a ser optimistas? Claro que sí.
Martin Seligman escribió todo un libro llamado “Optimismo Aprendido” donde esboza sus formas sugeridas para fortalecer nuestros “músculos” del optimismo.
Seligman indica que un pesimista es el equivalente emocional a un adicto a la televisión cuya idea de ejercitarse es usar el control remoto e ir al baño durante los comerciales. Totalmente flácido, fuera de forma y nada saludable.
Si ese pesimista quiere convertirse en una estrella de triatlón en Optimismo, va a necesitar mucho entrenamiento. Un duro entrenamiento, no de vez en cuando o cuando tenga ganas, sino consistentemente. Es exactamente lo mismo con nuestro bienestar emocional. Tenemos que ir al Gimnasio de Optimismo.
La buena noticia es que la membresía de ese gimnasio es gratis. Sólo hay que presentarse al gimnasio y hacer el trabajo.
Desde el punto de vista de Seligman, el optimismo no es silbar tonadas alegres cuando la vida se pone alegre. Es sobre disciplinar nuestra mente para crear explicaciones potentes sobre lo que está sucediendo. En el próximo post profundizaremos sobre el tema.
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