“El único exceso permitido en el mundo, es el exceso de gratitud” ~ Jean de la Bruyère
Comienza tu día sintiéndote agradecido. Sé agradecido por la cama en la que dormiste, por el techo sobre tu cabeza, por la alfombra o el piso bajo tus pies, por el agua que sale de la cañería donde vives, el jabón, la ducha, tu cepillo de dientes, tu ropa, tus zapatos, por la refrigeradora que enfría tu alimento, por el automóvil que conduces, por tu trabajo, tus amigos, etc.
Sé agradecido por las tiendas y almacenes que facilitan comprar las cosas que necesitas. Por los restaurantes, los servicios y aparatos eléctricos que hacen tu vida más fácil. Sé agradecido por las revistas y libros que lees. Sé agradecido por la silla en la que estás sentado y por la acera donde caminas.
Sé agradecido por el clima, el sol, el cielo, los pájaros, los árboles, la hierba, la lluvia, y las flores.
Sé agradecido por el alimento en tu mesa, las bebidas, los condimentos que acentúan el sabor de tus comidas. Hasta por las papilas gustativas de tu lengua que hacen que disfrutes de un gran sabor.
Sé agradecido por tu teléfono de casa, celular o móvil que te permiten estar comunicado. Agradece por la música que más te gusta y por esa bendición de poder oir todos los sonidos que hay a tu alrededor.
Agradece los años de tu edad, los conocimientos que ahora tienes, el buen funcionamiento de tu mente, por tus recuerdos, por ese nuevo nivel de consciencia al que has despertado y por tu vida.
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