Por Zig Ziglar.
Siempre he dicho que el hombre fue diseñado para la realización, diseñado para el éxito, y dotado con las semillas de la grandeza. Creo en eso casi tanto como creo en Dios. Lo que quiero con esta declaración es que el hombre tiene la oportunidad de alcanzar la grandeza y está construido para que esto ocurra. Toda persona tiene talentos únicos, y estos dones le dan el poder y la oportunidad de lograr grandes cosas, siempre y cunado él o ella aprendan a usar los dones y canalizarlos en la dirección correcta. Ahora podrías decir, “Zig, si eso es cierto, ¿por qué no todo el mundo alcanzar la grandeza?” En realidad, esa respuesta es fácil. Todo el mundo no quiere ser grande, y muchas personas que quieren ser grandes no están dispuestos a hacer el trabajo para que sea posible!
El gran entrenador de los Green Bay Packers, Vince Lombardi, afirmó sabiamente: “Ganar no es todo, pero querer ganar lo es.” La verdad simple es que tienes que querer hacer algo con las suficientes ganas antes de tener la mínima posibilidad de hacerlo! Si no lo quieres lo suficiente, totalmente te garantizo que no estarás dispuesto a hacer la planeación y preparación que se necesita para conseguirlo.
Los psicólogos te dirá en un minuto de Nueva York (que para tu información son treinta y dos segundos) que tú invariable e inevitablemente avanzas hacia la impresión más fuerte en tu mente. Las impresiones que son más vívidas en tu mente son las cosas que quieres hacer. Es por eso que el deseo es tan poderoso y juega un papel importante en la planificación. Si realmente quieres hacer algo, quiere decir que es algo en lo que vas a pensar la mayor parte del tiempo. Cuando estás constantemente pensando algo, hablas de ello todo el tiempo y obtienes un montón de nuevas ideas sobre cómo hacer que suceda. Cuando tienes un montón de ideas acerca de algo, hace que la planeación sea más fácil y agradable. El deseo también te hace estar dispuesto a ser responsable de tu plan, y eso te hace más dispuestos a crear el plan que necesitas para ganar.
En mi primer libro, “Mírate en la Cima”, mencioné: “El deseo es el ingrediente que cambia al agua caliente de la mediocridad al vapor de gran éxito.” Lo que esto significa es que el deseo es el catalizador que permite a una persona con capacidad promedio competir y ganar contra otros con un mayor talento natural. Ya ves, amigo mío, ser un ganador es muy diferente a tener el potencial para ganar. Todo el mundo tiene potencial, es lo que haces con ese potencial lo que realmente importa. No hay nada más inspirador que una persona con un talento mediocre, que contra todas las apuestas se convierte en un campeón a través del trabajo duro, esfuerzo y perseverancia para alcanzar sus metas. Obviamente, el talento en bruto es importante, pero lo que marca la diferencia entre el primero y el resto del grupo suele ser el deseo.
He pasado mi vida estudiando, pensando, enseñando, viviendo y compartiendo motivación. He aprendido por qué algunas personas son mejores que otras. De hecho, ahora he escrito treinta libros sobre el tema que han sido traducidos a cuarenta idiomas y dialectos diferentes, y he hablado con miles de audiencias en frente de millones de personas. El equipo Ziglar ha creado más de cincuenta programas de audio y cientos de presentaciones personalizadas de audio a través de los años. Estoy agradecido de que he sido capaz de ver tantas vidas transformadas a través de estos diversos métodos de comunicación. Mi filosofía básica en el triunfo y la motivación se resume diciendo que naciste para ganar, pero para ser el ganador que has nacido para ser, tienes que planificar para ganar y prepararte para ganar antes de que puedas esperar ganar. El campo de juego de la vida no está nivelado, y para que puedas competir en el juego de la vida, necesitas un ecualizador de algún tipo. En el viejo Oeste, el ecualizador fue el revólver. Permitió a un tipo pequeño cortar a un hombre de mayor tamaño.
El deseo es también un ecualizador, y hoy en día es más alentador que tener un revolver! El deseo crea una ventaja. El deseo produce la energía necesaria para salir de la cama cuando no tienes ganas. El deseo te da el poder para correr los últimos cien metros de una maratón cuando piensas incluso que un paso más es imposible! El deseo te da la voluntad para hacer las cosas difíciles que tu competencia no puede estar dispuesta a hacer. El deseo es la madre de la motivación, porque es donde nace la motivación. El deseo te lleva a través de la línea de meta y te dará la victoria!