La mejor manera de evitar el fracaso es nunca intentar algo. ¿Cuántas personas con un gran potencial se esconden de la posibilidad de fracaso?
Esta es la historia real de Tom Hopkins, un gran vendedor que tenía pánico de hablar en público:
“La primera vez que me paré frente a un público fue en una obra de teatro de segundo grado. Me pidieron interpretar al Príncipe Encantador. Todos mis amigos y familiares estaban allí. Yo estaba muy emocionado de ser la estrella principal de la obra. Estaba vestido con mis pantalones púrpura, una capa de color púrpura y estaba listo para actuar.
Cuando llegó el momento. Salí al escenario y me congelé. No me podía mover.
Finalmente, alguien salió y me sacó del escenario. A partir de ese momento, tenía una fobia al pararme frente a un grupo. Simplemente no lo haría.
Muchos años después, fuí invitado a hablar para una importante empresa. Habían oído hablar de mi volumen de ventas y me escribieron: “¿Quieres venir acá y enseñar tus métodos de venta a nuestro personal de ventas?”
Contesté con una carta de vuelta. “Gracias, pero no gracias. Yo no hablo en público.” Entonces un amigo me dijo: “Haz lo que más temes y controlarás ese miedo.”
Piensa en eso. Piensa en algo que tú deberías hacer profesionalmente, algo que no estás haciendo a causa del miedo. El miedo es lo único que te impide hacer lo que hay que hacer. Lo importante es hacer frente a ese miedo por primera vez.
Después que pensé sobre controlar el miedo haciendo lo que más me daba miedo, tuve que admitir que le estaba permitiendo al miedo controlar mi vida. Así que llamé a la compañía que me había invitado a hablar. Les dije que lo haría.
Desde el momento en que acepté dar el discurso, no había una hora que no me arrepintiera. Mientras más se acercaba el momento, más pánico sentía.
Cada vez que escribía lo que iba a decir, lo rompía y empezaba de nuevo. Alguien me dijo que lo escribiera todo en tarjetas de 3 x 5 pulgadas, y así lo hice.
La noche antes de mi charla, no dormí en absoluto. A la mañana siguiente, entré en el auditorio y esperé a que me presentaran ante tres mil personas. ¿Y sabes qué era lo único en mi mente? El terror de mi experiencia de segundo grado.
Me acerqué al escenario, miré mis notas y comencé mi discurso. Ni una sola vez miré a la audiencia. Yo solo seguía hablando. Estaba programado para hablar durante cuarenta y cinco minutos. A los ocho minutos ya había cubierto todos los puntos.
Mi primera vez hablando en público fue horrible. La segunda fue terrible. La tercera vez fue un desastre. La cuarta vez aplaudieron un poco. La quinta vez, casi todo el mundo se quedó. Ahora, después de años de hablar día a día frente a vendedores entusiastas, me despierto con emoción. Y todo se lo debo a esas palabras: “Haz lo que más temes y controlarás ese miedo.” “
Haz tuya esta frase y nada podrá detener tu éxito.