El siguiente es un interesante artículo escrito por Denis Waitley, Maestro de El Secreto, sobre el maravilloso poder de la visualización.
Cuando tus ojos están abiertos, ves el mundo que está fuera de ti mismo. Ves los objetos de la habitación en que estás, la gente y la vista del paisaje por la ventana. Das por sentado que los objetos son reales y que están separados de ti mismo.
Sin embargo, las personas exitosas observan el acto de alcanzar metas por adelantado, en forma viva, clara y multidimensional. Los campeones saben que “Lo que ves es lo que serás.”
Cuando cierras los ojos, las imágenes y pensamientos fluyen a través de tu mente. Puedes revisar los recuerdos de acontecimientos pasados o ver las posibilidades de el futuro. Puedes soñar con lo que puede ser o lo que podría haber sido, y tu imaginación lo llevará más allá de los límites del espacio y tiempo. La mayoría de las personas le dan poca importancia a estas visiones interiores. Pueden parecer agradablemente irrelevantes o en desacuerdo con la realidad externa aceptada.
Si eres como la mayoría de la gente, creciste con la idea de “ver para creer”. En otras palabras, necesitas ver físicamente algo con tus propios ojos para creer que es real.
Pero hay una actitud que sugiere: “Antes de que puedas ver, tienes que creer.” Esta premisa sostiene que nuestro sistema de creencias es tan poderoso que los pensamientos pueden causar que las cosas sucedan en el mundo físico.
¿Cuál de los dos conceptos está más cerca de la verdad? ¿Tiene que ver antes para creer, o crees antes de que puedas ver? La respuesta es: ambas son básicamente ciertas. Si puedes ver algo en el ojo de tu mente, y te lo imaginas una y otra vez, comenzarás a creer que es verdad en el fondo. Como resultado, tus acciones, tanto física como mental, se moverán para llevar a cabo la realidad de la imagen que estás visualizando.
Durante mis años universitarios en la Academia Naval de EE.UU. en Annapolis, recibí capacitación en reconocimiento de aeronaves. Todos los marinos nos sentábamos al final de un pasillo, mientras que las siluetas de aviones militares estadounidenses y extranjeros eran proyectados en una pantalla a velocidades similares a las situaciones de combate. Se suponía que debíamos escribir la designación numérica y los nombres de los aviones, tales como A-4, F-II-F, F-4, MIG-21, y así sucesivamente. Pero la tarea se hizo más difícil cada semana, ya que se siguieron agregando más aviones, revolviendo el orden, y la aceleración de la proyección.
Finalmente, se volvió ridículo, ya que las imágenes iban más rápido que un video musical de MTV y la mayoría sólo miraba imágenes borrosas y algunos no vieron nada. Comencé a ver aviones que aún no se inventaban hasta el momento.
Cuando llegó el examen final, no sabía con certeza qué aviones estaba viendo. Escribí corazonadas, intuiciones, y algunas respuestas por reflejo. Cuando los resultados se dieron a conocer, prácticamente todo el mundo había logrado un perfecto 100 por ciento. Habíamos visto los aviones, aunque no necesariamente los creyéramos.. Para mí, esa prueba demostró que las imágenes se pueden almacenar y conservar, sin saberlo, a una velocidad increíble. Y esas imágenes almacenadas, cuando se recuerdan, pueden mejorar el rendimiento.
¿Qué pasa con los miles de imágenes parpadeantes que vemos en la pantalla de un televisor, computadora o en una película? ¿Qué pasa con los anuncios? ¿Tenemos que creer que los productos realmente hacen todas esas cosas maravillosas antes de comprarlos? ¿Tienen que pensar los espectadores que las escenas de violencia en el cine y televisión están realmente ocurriendo en la vida real para que sean de un efecto negativo? Muchas personas creen que la fantasía violenta no tiene ningún impacto en sus vidas, porque piensan que son demasiado inteligentes para dejarse llevar por ella.
Bueno, tengo noticias para ellos. Cualquier cosa que veas o que experimentes, de forma real o imaginaria, de manera consciente o subliminal, cuando se repite una y otra vez claramente, afecta a tu comportamiento, y sin duda puede influenciarte para que compres un producto o estilo de vida, bueno o malo. Tu actitud y creencias son, simplemente, en función de lo que ves día tras día. La información puede ser tomada desapercibidamente. No vas a reaccionar a ella sino hasta más tarde, y todavía no te darás cuenta de lo que hay detrás de tu actitud. En otras palabras, lo que ves en realidad es lo que obtienes, independientemente de que te des cuenta o no.
No es necesario estar viendo diapositivas de aviones, o programas de televisión o vídeos musicales, juegos de video o anuncios publicitarios. Puedes estar simplemente acostado, viajando al trabajo, o caminando por un parque, y al ver desde dentro, con el ojo de tu mente, puedes cambiar tu vida.
Si estás recordando miedos y problemas, puedes hasta deprimirte. Como resultado, puedes meter la pata en un negocio, dañar una relación, o disminuir tu rendimiento. Al prever un resultado sombrío en el ojo de tu mente, puedes actuar como tu propio brujo y practicarte una especie moderna de vudú que cumplirá con su predicción negativa con una precisión asombrosa.
Por otro lado, al repetir en tu mente el mejor juego que hayas jugado, podrás repetir el mejor juego de nuevo, aún cuando la presión y riesgos sean todavía mayores. Y al jugar mentalmente el mejor juego que jamás hayas imaginado, puedes sentar las bases para un desempeño de clase mundial. Esta “repetición instantánea” se aplica a cualquier cosa, desde una llamada de ventas exitosa o un evento deportivo hasta a motivación efectiva de tus compañeros de equipo y niños.
Elige con cuidado tus modelos a seguir y lo que metes a tu mente. Tus actitudes y creencias son los programas de software que te conducen todos los días en el viaje de la vida.